Esta es una pregunta que me he hecho varias veces a mí misma, según he ido reflexionando y aprendiendo de la mano de Sam - mi gran maestro - he llegado a la conclusión de que no es bueno reprimir lo que sentimos. Tal y como comentábamos ayer, en una reflexión de Scott Noelle que traduje para ustedes, necesitamos echar mano de la creatividad y del ingenio para dejar fluir las energías primales del enojo y de la rabia cuando surjan tras truncar o frustrar alguna intención de nuestros hijos. Lo mismo pasa con nosotros, ¿o no? 

Pues bien, creo que en primer lugar, podemos ser flexibles y tratar de evitar tener que truncar las intenciones de nuestros hijos, eso a menudo resulta más fácil que canalizarlas luego de que ocurren, tal y como sucede con las rabietas. No podremos evitar que se frustren en algún momento, pero no es lo mismo - a mi parecer - tener la casa decorada con adornos de cristal y porcelana a la altura del niño, que tener las cosas tentadoras, peligrosas y "prohibidas" fuera de su alcance. 

El simple hecho de dejarlas fuera de su vista, reduce la tentación, curiosidad e intención de tocarlas, porque muchas veces ni se percatan de su existencia. El tenerlas fuera de su alcance, por ejemplo guardados o en estantes altos, dejando otras cosas no menos interesantes, pero sí seguras dentro de su alcance, evitará que tenga la intención de tocar cosas delicadas y tengamos nosotros que detener esa actividad. Hablo en casos de objetos peligrosos, los que me leen habitualmente ya saben que no estoy de acuerdo con "poner" límites a los niños, ni con la verticalidad, ni con el autoritarismo en las relaciones materno-filiales. Por ejemplo: "No toques eso porque yo lo dije", sino "No toques el cuchillo que es filoso y puedes hacerte daño."

Aprovechando el ejemplo del cuchillo, podríamos hacer varias cosas: una, no dejarlo dentro de su vista ni de su alcance y dos, enseñarle que se coge por el mango, jamás por la hoja y explicarle que es filoso, mostrándole con qué facilidad rebana un trozo de pan duro por ejemplo. De esta manera estamos enseñando al niño, respetándolo, y evitando tentaciones y rabietas o frustraciones que pudieran desencadenarse al querer explorar un objeto peligroso.

Por otro lado, como comentábamos antes, conviene ponernos creativos, si al niño le gusta la actividad de cortar, podemos comprarle un cuchillo plástico y darle a rebanar frutas o verduras tiernas, como por ejemplo banana (plátano / cambur), calabacín, etc. Otra idea es negociar - según su edad obviamente - y acordar que cuando cocinemos, él puede cortar las verduras con nosotros, evidentemente bajo nuestra supervisión, a poder ser con un cuchillo que no tenga tanto filo - pero que los cuchillos no se tocan el resto del tiempo.

Hablaba también de flexibilidad porque a menudo las reglas inamovibles que establezcamos traerán consigo frustraciones y disgustos evitables, simplemente proponiéndonos vivir el momento y adaptarnos. Ser flexibles y jerarquizar, eligiendo por cuáles situaciones vale la pena luchar y por cuáles no. Un ejemplo de esto sería quedarnos 10 minutos más en la bañera si nos lo pide nuestro hijo, ¿por qué no? ¿Es super indispensable salir del baño a las 8 en punto o podemos dejar alguna otra tarea para después y disfrutar un ratito más? 

Otro ejemplo que a menudo trae disgustos es la comida, ¿y qué pasa si se quiere comer el postre antes que la carne? No sé a ustedes, pero yo suelo dejarlo empezar por el dulce si me lo pide, luego igualmente se come la comida. Obviamente no le doy una porción de pastel que le satisfaga de modo que ya no le quepa la comida, pero si está en mis manos darle el gusto de comer un trocito de chocolate mientras acabo de preparar el almuerzo, ¿por qué decirle que no? - y de paso me como un cuadrito yo también, y todos felices :-)

Si estamos hablando de una frustración de intenciones que no hemos podido evitar, por cualquier razón, también nos vale la creatividad. Podemos canalizar el enojo, nuestro o de los peques, haciendo varias actividades físicas de desahogo. Una de ellas puede ser gritar, golpear un tambor, una almohada, lanzar una pelota blanda contra la pared (obviamente en una habitación en la que el rebote de la pelota no cause daño ni peligro), romper revistas viejas, rajar camisetas que ya no usemos, etc.

¿Y ustedes? ¿Qué maneras sanas han encontrado de canalizar la rabia?

Lecturas recomendadas: 
Si quieres formar parte de nuestra comunidad de mamás, únete a nuestra página de Facebook, o síguenos por Twitter.

Louma Sader Bujana

Es autora de múltiples bestsellers, entre ellos Reflexiones sobre Crianza Respetuosa, y Happy Agenda, así como creadora de diversos cursos pioneros que devuelven el bienestar y la fluidez a la relación madre-hijo. Es, además de Licenciada en Odontología, con un enfoque en la educación y prevención, la fundadora de Amor Maternal, y de la Academia de la Crianza Respetuosa. Se ha especializado en marketing y emprendimiento online, ofreciendo consultoría para profesionales y pequeñas empresas.


, , , ,

7 comentarios:

  1. Me ha parecido muy interesante, prácticamente es lo que yo practico con mi peque, pero nunca me había parado a pensarlo.

    ResponderEliminar
  2. gracias por este artículo, creo que es una cuestión muy importante :) Yo añadiría que también como padres y modelos que somos para nuestros hijos podemos fijarnos en cómo manejamos nuestra frustración. Nosotros tenemos la ventaja que podemos poner más distancia y tomarnos las cosas de forma más ligera y así dar el ejemplo de no dramatizar cuando las cosas no salen como nos gustaría porque tarde o temprano esto sucede. Si no alimentamos esa frustración con pensamientos de desagrado contínuos en realidad esa sensación y esa emoción no tarda en irse. Con los niños a veces funciona cambiar de tema, hacer otra cosa que les guste, etc. Espero que os sea útil :)

    ResponderEliminar
  3. hola... pues soy una madre feliz, adoro a mi hijo de tres años de edad; pero de un tiempo para acá se me ha vuelto muy groserito y me hace unas rabietas en los lugares a los que lo llevo y eso me molesta, soy ese tipo de personas que cuando cojo rabia no me importa pegarle, aunque después me arrepiento tanto y me da mucho dolor y al buscarlo y el estar ahí con su carita hermosa mirándome y sonriendo sin ningún rencor me hace sentir peor.. mi pregunta es la siguiente ¿ será que necesito tratamiento psicológico para controlarme?? o que debo hacer en consecuencia a esta situación?? por favor ayúdenme

    ResponderEliminar
  4. Que interesante el articulo, yo tengo 2 nenas y la de 6 años es muy enérgica cuando se frusta por algo, y lo que más la ayuda es el "concurso de gritos de almohada ". Metemos la cabeza buen apretada contra la almohada ò cojines y gritamos fuerte fuerte ( apenas se escucha y no resulta molesto para nadie ) y le sirve para soltar la rabia y relajarse y después un súper abrazo de mamá osa!!

    ResponderEliminar
  5. consulta me parece excelentes todos los consejos y muchas gracias! pero que pasa en el caso de las casas ajenas y cuando van de visita? no les podemos pedir a los demas que cambien sus casas o guarden sus adornos en su propia casa porque no les enseñamos a nuestros hijos a respetar y no tomar las cosas que no deben? gracias

    ResponderEliminar
  6. @Luciana
    Luciana, a mi me pegaban cuando era pequeña. No me siento una criatura maltratada por ello, pero cuando me quede embarazada descubrí que hay padres que nunca, nunca pegan a sus hijos y consiguen educarlos igual o mejor. Así que puse, junto con mi pareja, el empeño en conseguir educar a nuestra hija sin llegar nunca al cachete. Cuesta, cuesta mucho, y más cuando a ti te han pegado. Hay momentos en los que cuando llego al límite pienso "justo en este momento mi madre me pegaba ¿qué coño hago ahora yo?!!!!!" pero luego cojo aire... me voy.... respiro y regreso a Nora, me pongo a su altura, la sujeto y le cuento nuevamente lo que le estaba riñendo, contando, piedendo, etc.

    Me ayudó muchisimo el comentario de una mamá un día que me dijo "Cuando un adulto hace algo que te molesta, irrita, cabrea, etc... ¿no le pegas una hostia verdad?. Entonces tienes la capacidad de no pegar. Solo tienes que encontrar el modo de actuar con tu hijo igual que haces frente a un adulto al que no pegas por más ganas que tengas". Y es verdad!!!!!! Somos capaces de hacerlo. Pegar a una criatura es sólo síntoma de falta de recursos por parte del padre.

    Seguro que encontrarás el modo de hacerlo. :)
    Intenta no gritar cuando él grite, estar lo más relajada posible... dejar que saque la rabia. A veces mi peque se pone a gritar como una loca.... me quedo quieta mirándola... y cuando ha acabado la abrazo. Y me abraza relajada.. ha sacado su rabia... lo necesitaba. Y luego hacemos algo chulo las dos.

    Besos y ánimos. Entre todos conseguiremos dejar de educar golpeando. pero es un gran esfuerzo por parte de todos.

    ResponderEliminar
  7. En una clase de psicología con mi hija les daban un crayón y le spedian dibujar su enojo, hoy lo hice conmi pequeño que estab enojadisisisimo y rayo y rayo y le decia que me dibujara como estaba de enojado y asi hasta que dibujamos una carita feliz y sonrio.
    Igual el tiene una mascota imaginaria, un conejo, y pues si el no queire hablar hablo con su conejo y asi dialogamos hasta que nos abrazamos....aveces es complicado porque hayq ue tener mucha paciencia y enfocarse a ellos nada más, pero funciona de maravilla en mi caso.
    Gracias por compartir este texto.

    ResponderEliminar