Uno de los temas que más nos preocupa durante el embarazo es el dolor del parto. Le tememos, ¿o más bien debería decir que le tenemos terror? La industria del cine ha hecho de las suyas, la falta de tribu de carne y hueso también.

Antiguamente, cuando los partos en casa eran lo habitual, cuando las familias no eran mononucleares, sino más bien tribales, era mucho más probable haber presenciado o acompañado un parto de primera mano y saber más o menos a qué atenernos. Ahora, lamentablemente, los dos principales referentes que tenemos son los partos - pésimamente retratados - que vemos en la tele, y las experiencias que nos relatan otras mamás.

Hablé del tema de los partos en películas en un artículo anterior, que les invito a leer. Así que hablemos de los partos que nos cuentan otras madres. Sabiendo que lo más común hoy en día es parir en un hospital, sabiendo que somos mamíferos, animales que necesitan paz, sentirnos en confianza para que el cuerpo pueda hacer tranquilamente su trabajo de parto, y que muchas veces los equipos médicos saben poco de esperar y atender pasivamente un parto - quiero decir, simplemente monitoreando, haciendo sugerencias sutiles y útiles para que la mujer pueda seguir mejor lo que le dicta su cuerpo - y se inclinan más bien al excesivo intervencionismo lo cual sin lugar a dudas genera tensión y estrés en la mujer, bloqueando a su vez, gracias a la secreción de adrenalina, el progreso del parto.

¿Y luego qué sucede? Pues que a mayor intervención y mayor bloqueo del progreso de parto, más intervención habrá y entramos en la cadena bien conocida por muchas: como se detuvieron las contracciones, las provocan mediante goteo de oxitocina, como ya está doliendo bastante, pues epidural, como dilataste demasiado rápido, pues a lo mejor hará falta hacer una episiotomía, usar fórceps, ventosas, aplicar la maniobra de Kristeller, y si ya hay sufrimiento fetal, pues hagamos una cesárea.

Es una cadena, ¿dónde podemos cortarla?

El fin de semana pasado asistí a un encuentro de ApoyoCesáreas, sabía - y me sentía como tal - que era una intrusa allí; no parí por cesárea, tuve un parto hospitalario respetado en el que a pesar de la insistencia del ginecólogo en intervenir, logré mantenerlo a raya, logré mantenerme a flote y parir dentro de lo que cabe como yo quería. ¿Y entonces qué pintaba yo allí?

Lo estuve conversando con una amiga recientemente, cuando fui a parir, y lo conté aquí hace tiempo, me encargué de leer todo lo que podía acerca del parto. Investigué sobre todas o casi todas, las intervenciones posibles, sus consecuencias, y leí muchísimos testimonios, tanto de mujeres con "buenos partos", como de mujeres que no estaban satisfechas con el parto que tuvieron, y también de mujeres que se sintieron destrozadas por la atención o el (mal)trato que recibieron.

El dato es que me metí tanto en todas esas historias que las conocía como la palma de mi mano, las sentí en carne propia, lloré mares... y usé ese miedo y ese dolor prestado como motor para defenderme a la hora de parir. Digamos que fui a las últimas citas de control - cuando ya había leído muchísimo no, lo siguiente - a la defensiva. No sólo a la defensiva en el sentido de "ya me van a atacar, mejor me defiendo", sino como si ya me hubieran hecho a mí las atrocidades que a tantas mujeres oí relatar el fin de semana.

Estuve a todo lo largo del evento con un nudo en la garganta, compartir y escuchar en vivo a tantas mujeres maltratadas, valientes, hermosas, amorosas y sobre todas las cosas luchadoras y solidarias, en una sola habitación es sencillamente increíble... ¡Sobredosis de oxitocina!

Entonces, una de las cosas que siento me ayudaron a mantenerme a flote durante mi parto, a evitar las intervenciones que quería evitar, fue la de haberme documentado y acudir a la defensiva. Justificadamente, es decir; no pretendía evitar intervenciones que fueran necesarias, sino asegurarme de que no las realizarían de manera rutinaria, indiscriminadamente, a la ligera, como tan a menudo sucede.

Importante también, es la actitud con la cual la mujer se relaciona con el médico, la jerarquía, el paternalismo y la autoridad que haya entre ambos. Siendo odontólogo, me sentía al mismo "nivel", digamos, que el Doctor, lo tuteaba y lo trataba como "colega", no me sentí en posición sumisa, como si tuviera que cumplir órdenes, como fuera él la autoridad. Creo que en este sentido es muy importante tanto hacer un trabajo personal, como documentarnos muy bien para tener argumentos válidos a la hora del té. De más está decir que es imprescindible elegir un equipo sanitario con el que nos sintamos afines, con una filosofía y modo de trabajo en sintonía con lo que deseamos nosotros. Y si tras leer, documentarte y mirar los formularios de consentimiento informado para la asistencia al parto, no te sientes a gusto con el equipo que habías elegido, puedes buscar otro...

Dicho esto, otra cosa que me ayudó mucho, durante el parto propiamente dicho fue la de desconectar. Hicimos varios cursos de preparación al parto y con todas mis lecturas y los videos que había visto me sentía bien preparada. Invité al papá de Sam a leer y ver lo mismo que yo, pero prefirió que yo se lo explicara. De esta manera, teniendo él estos conocimientos y pidiéndole que me defienda, o al menos defienda la manera en la cual yo quería ser tratada durante mi parto, pude relajarme.

Durante el parto como tal, él era mi cabeza, estaba él vigilando todo, hablando, explicando, haciendo toda la parte intelectual, y yo era sólo cuerpo, era animal. Salió la fiera que hay dentro de mí, mi cuerpo se puso en la posición que necesitó, grité, vocalicé y yo cual espectadora lo miraba hacer. Es difícil de explicar...

¿Es realmente dolor lo que sentimos durante el parto?

Yo creo que no. De hecho yo no recuerdo haber sentido dolor, recuerdo cansancio, recuerdo presión, recuerdo mi cuerpo abriéndose y la marea subiendo y bajando. Creo que le llamamos dolor por desconocimiento, porque es algo nuevo, y creo que no necesariamente tiene por qué doler. Creo que sí duele cuando nos tensamos, cuando luchamos en contra, cuando nos carcome el miedo, cuando no podemos relajarnos y dejarnos llevar por la ola. También creo que el simple hecho de llamarle "dolor" a priori, nos predispone a sentir dolor :) Podríamos llamarle cualquier otra cosa: olas, contracciones, apertura, y seguro que a ustedes se les ocurren muchas más...

En un artículo anterior hablé de cómo los videos colgados en internet podían cambiar el mundo, y puse como ejemplos los videos de parto, les recomiendo echarle un vistazo. Retomando lo que comentaba al inicio, si bien el hecho de grabar el parto le resta intimidad y algo de magia, la tremenda generosidad con la que tantas mujeres comparten los nacimientos de sus hijos, viene, a mi parecer, a suplir en parte, el vacío en cuanto a presenciar partos. Quita un poco el misterio de ¿cómo será una mujer pariendo? Sabiendo de antemano que lo que nos muestran en la tele dista mucho de la realidad.

También hemos visto muchos videos de partos inspiradores, tanto en el agua, como PVDC, como partos respetados en casa, e incluso hemos visto testimonios de mujeres que han tenido orgasmos durante el parto. No me suena en lo absoluto descabellado, después de todo, si sentimos tanto placer cuando entra algo por allí, ¿por qué no habríamos de sentir placer también cuando sale? Creo que es necesario dejarnos llevar por la ola...

El ambiente en el cual se desarrolla el parto influye mucho también en la situación de estrés o relajación de la parturienta, así podemos llevar velas, aromaterapia, música, etc.

A mí en particular, me ayudó mucho tener conmigo una botella de agua deportiva (como las de los ciclistas, que se exprimen), e ir bebiendo sorbitos de agua cada vez que tenía sed. Las contracciones se llevan mucho mejor si respiramos con ellas en lugar de tratar de aguantar, yendo contracorriente. Las respiraciones durante el parto, realizadas por la boca, dan muchísima sed. Si tenemos sed y la boca seca es muy poco probable que podamos relajarnos. La idea es tener el mayor bienestar y confort posible para poder dejarnos llevar.

Hace unos días hablamos del tema del dolor durante el parto en mi muro de Facebook, aquí les dejo los comentarios que más me gustaron - y agradezco encarecidamente a todas mis lectoras su dedicación, sus palabras, sus excelentes consejos y el haberse tomado el tiempo de responder :)

No duele, no es cierto. Nos parece que duele pero es sólo por el miedo a lo desconocido y por la idea preconcebida que tenemos de que va a doler. Las contracciones las asociamos con dolor, eso ha de cambiar. Las contracciones no duelen, es un movimiento interno que nos resulta desconocido y lo llamamos dolor, pero porque no tenemos otra palabra para ellos (la palabra contracción la asociamos a dolor). Hay que relajarse, que el cuerpo segregue oxitocina para que el parto avance y endorfinas, los calmantes naturales. 
Si vamos con miedo, si nos ponemos tensos, lo que segregamos es adrenalina y entonces sí se puede hablar de dolor. Yo lo puedo comparar, por mal que suene, con ir al baño. Las contracciones eran como los retortijones de barriga de cuando tienes que ir y el expulsivo... ¡Pues igual!! Fue un parto sin epidural y de 25 horas. Pero ante todo, fue un parto sin dolor. - Laura Virgil Sánchez 

Lo importante es saber que las contracciones son el aviso de que todo va perfecto y que cada una es un paso adelante para encontrarte con tu bebé.  
Mi consejo es que se sumerja en cada contracción, que sienta su cuerpo y su bebé como le ayudan a soportar el esfuerzo de cada contracción y a confiar plenamente en la sabiduría del cuerpo femenino. Hay que desaprender todo lo que hemos escuchado y aprendido acerca de un parto. Al cambiar nuestra percepción y verlo como el momento sagrado que es, podemos dejar ir nuestra mente y permitir que nuestra sabiduría femenina ancestral fluya por nuestro cuerpo.  
A mi lo que me ayudó a fluir con cada contracción (o expansión, como realmente deberían ser llamadas) fue la voz, en cada contracción hacía el mantra de AaAaAaaaa lo más que aguantara, no gritando, sino sosteniendo ese sonido lo más posible. Ese tipo de sonido permite que el cuerpo abra. También moverte, moverte lo más posible (camina, gatea, baila...) para que ayudes a bebé a bajar y el parto no se prolongue tanto y no te canses tanto.   
Hacer cualquier cosa que tu cuerpo pida... casi siempre nos han dicho que pujemos, que pujemos para que se vaya el dolor. Pujar antes de tiempo solo hará que te agotes más desde el principio y entonces sí, a la hora que debas pujar ya estarás exhausta. Haz los ejercicios de vocalización durante todas tus contracciones que llegará el momento en que tu cuerpo te pida pujar, solo ahí empieza a pujar. Solito el cuerpo puja, si no es así todavía no tienes porque pujar. Hasta entonces busca otras maneras de llevar tus contracciones. Y disfruta, disfruta tu parto, como TU lo quieras. ¡Estamos hechas para parir y no hay nada tan maravilloso y sagrado como parir! - Mariana Gorrin 

El grado del dolor depende de ti. Sí, depende del autocontrol, de tu tranquilidad, de tu confianza, de tu conciencia. Si estas tranquila la naturaleza te protege. Ayuda entrenarse en técnicas de relajación, meditación oriental, homeopatía, respiración y no dejar que la mente te juegue malas pasadas. Eres tú quien llevas las riendas, si quieres... Yo disfrute de mi parto, sentí dolor al principio cuando estaba asustada, mucho dolor, el miedo cerraba mi cuerpo. Luego entendí que así no podía estar, me olvide del mundo y me sumergí en mi parto. En pensar que estaba aconteciendo algo sagrado, un milagro, el milagro de la vida. El ambiente tranquilo, la oscuridad y el agua de la ducha me ayudaron un montón a sentirme tranquila, a partir de ese momento, recuerdo vivir algo precioso. En el paritorio no tuve dolor, lo prometo, cuando me relajé, empece a dilatar muy deprisa, la matrona se sorprendió. Fue un parto de 5 horas, primeriza y guardo un grato recuerdo de esos momentos. En septiembre repetiré y feliz de poder revivir ese momento tan especial. Animo y dejad los miedos de lado. Besos. - Ester González Vicedo

¡Hay unos videos de partos orgásmicos que son de lo mejor! Además hay que confiar en las endorfinas, ¡BENDITAS ENDORFINAS! El cuerpo las libera durante el trabajo de parto, yo me dormía entre contracción y contracción gracias a las hermosas endorfinas. - Paola Cimino

Hay que diferenciar el parto con dolor, del parto con sufrimiento... El miedo es el peor enemigo para dar a luz, los músculos se tensan y el canal del parto queda rígido, como cuando nos ponen una inyección... con miedo duele más, ¿no? La actitud ante este hecho tan natural es lo que determinará el grado de dolor que percibamos y la manera de hacerlo. - María López Herrero

¿A una flor le duele abrirse cada mañana ? Sus pétalos se abren poco a poco entregándose a los rayos tibios del Sol, es su naturaleza abrir para alimentarse y dejar caer sus semillitas y para dejar que una abeja se pose en ella y repartir su preciado polen para continuar la reproducción... 
Imagino a la flor con miedo antes de abrir por primera vez en su vida, y las flores vecinas diciéndole que es un dolor insoportable, que sentirá que se parte en dos, que es mejor que pida ayuda para no sentir cuando se abre para dar vida... ¿Por qué sientes miedo? La naturaleza es grandiosa, lo es todo y siempre estará de tu lado,  jamás te dejaría sufrimiento en el evento de dar vida, eres una flor que abrirá sus petalos rítmica y delicadamente, ayudándote del coktail de hormonas que son las drogas naturales más potentes y milagrosas, vívelo, goza tu parto, siéntete mamifera, entrégate... Es un privilegio dar a luz con todos tus sentidos.. Vive el complot hormonal y conocerás el milagro en tu cuerpo... - Jackie Fauchard

¡Yo lo tengo tan clarito! Son 23 dìas desde que nació mi pequeño (el segundo) y para mí no fue dolor, fueron diversas sensaciones, unas más intensas que otras, ¡pero todas en su momento me hacìan sentir mujer! ¡Viva! Mi primera hija nació por cesárea y la verdad, esa sí que duele, no sólo en el postoperatorio ¡sino también en el alma! - Gabriela Pareja

¿Y tú qué opinas? ¿El parto duele o le llamamos así por ser una sensación nueva? ¿O se genera dolor durante él por las circunstancias? ¿Pudiste entregarte y dejarte llevar? Cuéntanos :)



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Louma Sader Bujana

Es autora de múltiples bestsellers, entre ellos Reflexiones sobre Crianza Respetuosa, y Happy Agenda, así como creadora de diversos cursos pioneros que devuelven el bienestar y la fluidez a la relación madre-hijo. Es, además de Licenciada en Odontología, con un enfoque en la educación y prevención, la fundadora de Amor Maternal, y de la Academia de la Crianza Respetuosa. Se ha especializado en marketing y emprendimiento online, ofreciendo consultoría para profesionales y pequeñas empresas.


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