Crianza Respetuosa: Un poquito de Drama {Artículo publicado en AmorMaternal.com escrito por Louma Sader Bujana}

Estoy leyendo Raising Our Children, Raising Ourselves, el excelente libro de Naomi Aldort, que en castellano se titula Aprender a Educar sin Gritos, Castigos ni Amenazas. Me gusta el título que han elegido en ambos idiomas, y, aunque no signifiquen lo mismo, ambos describen bien su contenido.

Confieso que me agrada más el juego de palabras en inglés; "raising" significa a la vez "criando" y, "elevando", por lo cual, y muy apropiadamente, el título se traduciría - de forma literal - al castellano, como "criando a nuestros hijos, criándonos a nosotros mismos", y a la vez "elevándonos" :)

Tras esta breve introducción, quiero contarles algo que me gustó mucho al inicio del libro. Lo hablábamos - y es un tema que surge con frecuencia, aunque tímidamente - en el muro, también lo he comentado en artículos anteriores
Esas palabras odiosas que de niños juramos - entre lágrimas - nunca pronunciar si algún día deveníamos padres, y que desfilan frente a nosotros, saliendo de nuestras bocas, dirigidos a nuestros hijos, casi con voluntad propia. 
Y luego viene el inevitable grito ahogado, y, típicamente sigue, digámoslo en voz alta, u, ocurra sólo internamente: "¡Uff! ¿Cómo salió semejante odiosidad de mi boca? ¡Y dirigida a mi hijo! ¡El ser que más amo en el mundo!"

¿Qué está ocurriendo ahí? 

Según mi experiencia - y lo que he leído sobre el tema - suelen salir de forma automática las palabras que hemos oído durante la infancia respecto al mismo tema, o bien, la construcción social que tengamos en torno a él. 

Si nos detenemos a reflexionar, y a traer al presente dichas palabras - que como muchos sabemos, traen alivio por un micro-instante, y luego una sensación de opresión en el pecho, culpa, y ganas de rectificar - nos damos cuenta de que muchas veces no coinciden con lo que opinamos hoy en día. Con lo que diríamos con la cabeza fría, con nuestras creencias, nuestro criterio, nuestra forma de criar respetuosamente a nuestros hijos. No coincide en lo absoluto, con el amor que sentimos con ellos, y menos aún, con el amor que recibimos de nuestros hijos.

¿Y qué podemos hacer al respecto? 

Naomi propone ante un conflicto con nuestros hijos, detenernos un instante y dejar salir - mentalmente - todo lo que nos venga en ese modo automático a la mente. Si piensas en gritarle a tu hijo porque no se ha acabado la comida, por ejemplo, hazlo mentalmente, si piensas castigarlo cómo lo hubiera hecho tu madre contigo - o como pretende gran parte de la sociedad occidental que lo hagas - hazlo mentalmente. 

Y luego exhala, ¿qué sientes? Has tenido en ese instante el "alivio" de haber soltado tu comportamiento automático, y las consecuencias dramatizadas en tu interior de lo que ocurriría. En tu visión, seguramente tu hijo llora aún más, desconsoladamente, tú te sientes fatal por haberlo tratado mal, y ahora tiene aún menos ganas aún de acabarse el plato

¿Has logrado tu propósito? 

Ahora podemos respirar hondo, una vez desahogada internamente esta reacción automática hiriente y que ya sabemos, no será fructífera, y actuar ante nuestro hijo de forma auténtica, desde el corazón, desde mis creencias actuales, desde lo que siento hoy, desde lo que sé hoy, desde cómo yo afrontaría este mismo problema - educada, amable y respetuosamente - con mi jefe, un invitado en casa, mi pareja, un amigo. Desde el amor.

¿Y tú? ¿Qué haces cuando deslizan sin tu control estas palabras de tu boca?

Louma Sader Bujana

Es autora de múltiples bestsellers, entre ellos Reflexiones sobre Crianza Respetuosa, y Happy Agenda, así como creadora de diversos cursos pioneros que devuelven el bienestar y la fluidez a la relación madre-hijo. Es, además de Licenciada en Odontología, con un enfoque en la educación y prevención, la fundadora de Amor Maternal, y de la Academia de la Crianza Respetuosa. Se ha especializado en marketing y emprendimiento online, ofreciendo consultoría para profesionales y pequeñas empresas.


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3 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho tu entrada porque precisamente en esa técnica es que estoy intentando "instruirme". Pero cómo me cuesta parar ese microsegundo antes de soltar lo que me viene a la mente...
    Cuando las palabras que se deslizan por mi boca son muy hirientes o me hacen sentir fatal del todo, le pido perdón a mi hijo por haberle dicho, y rebobino para volver a empezar.

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  2. Se que las cosas no pasan de casualidad, hoy "casualmente" tuve un episodio horrible con mi hijito, pasada la crisis pensé preguntar en fb que hacer para resarcir el daño? Es media noche y vengo y leo esta entrada y pfff se siente fatal =( de momento lo único que atine a hacer minutos después cuando todo estuvo en calma fue hablar con el mientras le daba la teta (la teta es mágica! Calma a mi nene y me calma a mi también) tratar de explicarle que mamita esta enfermita y cansada que sentía mucho haber perdido la calma que lo amaba y q eso no iba a cambiar que trataría de no volver a hacerlo... Sin embargo... Siento q no es suficiente... =( gracias Louma por estos aportes. Siempre tan atinados y en mi caso en el momento preciso, es una buena forma de prevenir daños futuros =) si tuvieras una recomendación de como componerla cuando ya fue demasiado tarde....
    saludos
    Elisa O.

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  3. Me parece una excelente sugerencia, la voy a poner en práctica, porque cierto es que la mayoría del tiempo, después de decir cosas que hieren, todos terminamos peor, los niños llorando y uno sintíendose muy mal y aunque nunca utilizo malas palabras, ni con ellos ni con ninguna ptra persona, si he llegado a decir cosas que no son muy agradables y me ha pasado que después mi niño me las ha regresado, diciéndome exactamente lo mismo cundo algo que yo le digo o le pido le molesta, y eso me ha abierto mas los ojos para tratar de cuidar cada aspecto de mi trato con ellos..

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