Soy como mi mamá, lo admito... al menos en el sentido de que no me gusta que hurguen mi bolso, pero hoy haré una excepción y les contaré acerca de algunas de las cosas que llevo en él. Las que llevo desde siempre, y las que llevo desde hace poquito tiempo, y cómo han llegado a mi cartera.

Espero que les sea de utilidad - al menos para reír un rato - y que en los comentarios me cuenten qué llevan ustedes en sus bolsos - a ver si entre todas conseguimos más tips útiles :)

Cuando era adolescente, mi mejor amigo de aquel entonces, que era muy caballeroso, a menudo se ofrecía a llevarme el bolso cuando paseábamos juntos. No desperdiciaba media ocasión para pedirme algo insólito, constatar que yo lo llevaba en el bolso, y exclamar entre risas: ¡Louma, es que tu bolso es una caja de Pandora!

Durante esa misma época, una vez en el cole, vi desmayarse delante de mí a una buena amiga, me sentí TAN impotente, tendría si acaso 15 años en aquel entonces, y evidentemente no sabía cómo actuar. Al llegar a la escena, la enfermera nos pidió buscar una bolsita de azúcar de la cafetería del colegio, porque al parecer se debía a una hipoglucemia. Por varios años llevé un sobrecito de azúcar en el bolso (de esos de cafetería)… Soy un caso perdido, lo sé - pero es que es tan desesperante ver a alguien con una baja de azúcar desplomarse delante de ti. 

Ahora siempre llevo un caramelo - es más práctico, igualmente es azúcar, y es menos propenso a derramarse - ya conocen esa sensación asquerosa de meter la mano en tu bolso y que se empegoste, ¿no? Pues eso…

Otra cosa que llevo siempre en mi bolso es la Rescue Remedy, de las Flores de Bach. Siempre hemos tenido una botella en casa de mamá desde que yo era adolescente, y mamá me preparó una botella para tener siempre a mano. La verdad es que ayuda bastante ante una emergencia.

También tengo siempre una barrita de labios, 100% manteca de cacao, me las traen desde Venezuela siempre que viaja alguien, y es lo único que me repara los labios cuando se agrietan - o que evita que se agrieten cuando estoy expuesta al viento, yendo en bici o en invierno.

Mis manos tienden a secarse, así que suelo tener también una latita pequeñita de crema de manos por si salgo de casa con prisas y olvido ponérmela en casa, o para cuando crujen mis manos gracias al aire frío de Barcelona en invierno.

Luego lo evidente cuando se tiene un enano: un par de pañales desechables, un mini pack de toallitas húmedas, lentes de sol para los dos, y hasta hace poco, llevaba también una botellita de hacer burbujas.

Un poco de maquillaje - por si acaso, uno nunca sabe - un labial tipo gloss, otro de larga duración, un tubito de máscara de pestañas, un bolígrafo (que nunca consigo cuando lo necesito), un paquetito de Kleenex, una pinza para el pelo.

Como ahora casi todos los supermercados cobran las bolsas - vaya hipocresía "ecologista", pues también llevo dos bolsitas de tela reutilizables, dobladitas para cuando voy al súper a comprar poquitas cosas; el resto del tiempo nos traemos el carrito del mismo mercado y lo devolvemos al rato.

Pero eso no es todo… llevo también media farmacia - por si acaso - pero de esto ya les hablaré mañana…

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Louma Sader Bujana

Es autora de múltiples bestsellers, entre ellos Reflexiones sobre Crianza Respetuosa, y Happy Agenda, así como creadora de diversos cursos pioneros que devuelven el bienestar y la fluidez a la relación madre-hijo. Es, además de Licenciada en Odontología, con un enfoque en la educación y prevención, la fundadora de Amor Maternal, y de la Academia de la Crianza Respetuosa. Se ha especializado en marketing y emprendimiento online, ofreciendo consultoría para profesionales y pequeñas empresas.


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1 comentario:

  1. JAJAJA! Ay Louma! Vales por 2, mujer prevenida. Yo ni bolso tengo ¿qué te puedo decir? :P

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