Es un tema recurrente entre padres, el instinto nos dicta cuidar siempre a la cría, pero con ese instinto convive la sabiduría de "dejarles ser", dejarlos explorar, conocer el mundo, desarrollar su curiosidad, sus habilidades verbales, motoras y su creatividad.

Hoy les dejaré unos tips que resumen la manera en la que yo he lidiado con esta dualidad, esperando que les sean de utilidad :)
  • En primer lugar, a mi parecer lo ideal es acondicionar el ambiente en el cual pasa tiempo el peque, hablé de ello más extensamente en mi artículo Casas Aptas para Niños, que pueden leer en dos partes aquí y aquí. De esta manera les permitimos la mayor libertad posible, sin necesidad de tener en la punta de los labios un permanente y recurrente "no" (no toques eso, con eso no se juega, eso no se come, etc.).
  • Norm Lee, en su libro Ser Padres Sin Castigar, que pueden leer completo, online, de forma gratuita en el siguiente enlace, también hace énfasis en ello: en ser flexibles y creativos como padres, creando espacios adecuados para nuestros hijos, pudiendo permitirles la mayor libertad posible dentro de ellos (obviamente dentro de lo razonable).
  • Si crees que abogo por la permisividad, al hablar de flexibilidad y libertad dentro de la crianza, lee mi reflexión al respecto, aquí.
  • Cuando un hijo dé sus primeros pasos, podemos tomarlo de la mano en espacios abiertos, pero en casa, estando en un ambiente seguro, podemos dejarle caminar solo (bajo nuestra vista evidentemente) sin correr cada vez que caiga, dejándole unos segundos a ver si se levanta solo, si continúa como si nada, o si se ha hecho daño realmente.
  • Los niños en principio no saben cómo reaccionar ante situaciones nuevas y lo que hacen es esperar a ver nuestra reacción. Supongo que por ello algunos niños lloran y se ven muy afligidos con pequeñas caídas o golpes que parecen ni dolerles, y al ver a la mamá y observar su reacción, vemos que probablemente está reflejando su modo de responder ante la caída. Recuerdo un primito que se aplaudía a si mismo cuando comenzaba a caminar y se caía :) Se lo tomaba con humor, se levantaba de nuevo como si nada y seguía con su gran sonrisa en los labios.
  • Luego cuando crecen y adquieren nuevas destrezas, podemos ir advirtiéndoles de los peligros inevitables (por ejemplo el riesgo de caída al subirse a una silla para alcanzar algo en alto, o que mejor nos pida que le alcancemos el objeto en lugar de que escale sobre la estantería) sin crearles más miedos, y confiando en ellos. Mi profesora de psicología en la universidad hacía tanto hincapié en que no importaba la cantidad de veces que le explicaras a un niño que si apagaba la velita de su primer cumpleaños con los dedos se quemaría - y que quemarse duele. Igualmente no lo entendería hasta quemarse una primera vez, así que es bueno también dejarles experimentar y aprender, previa explicación y prevención de modo que los accidentes que pudieran ocurrir de manera fortuita dentro de ese ambiente seguro fueran lo más leves posible.
  • Para caídas y/o golpes que sí duelen y pareciera que fueran a formar un morado, conviene masajear un poco la zona, hacer muchos mimitos y aplicar algún medicamento tópico natural que produzca un alivio local, como por ejemplo el Arnidol. Se trata de una barra en gel que contiene árnica y arpagófito para refrescar, reconfortar la zona y evitar la formación de moratones que puede usarse tanto en niños mayores de 1 año como en adultos.
  • Para cortadas, conviene limpiar muy bien la herida con agua y jabón (recomendación de mi pediatra), o con agua oxigenada (lo que yo he hecho desde que nos lo enseñaron en la universidad: oxigena la herida, desinfecta y facilita la cicatrización), y dejar la herida al aire libre si es pequeña, o acudir a urgencias si parece más seria.
¿Y ustedes qué opinan? ¿Abogan por dar libertad a sus hijos, dejarles aprender, "darse sus propios golpes" bajo vuestra mirada atenta, o siempre los evitan y les protegen para cuidarles?

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Louma Sader Bujana

Es autora de múltiples bestsellers, entre ellos Reflexiones sobre Crianza Respetuosa, y Happy Agenda, así como creadora de diversos cursos pioneros que devuelven el bienestar y la fluidez a la relación madre-hijo. Es, además de Licenciada en Odontología, con un enfoque en la educación y prevención, la fundadora de Amor Maternal, y de la Academia de la Crianza Respetuosa. Se ha especializado en marketing y emprendimiento online, ofreciendo consultoría para profesionales y pequeñas empresas.


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5 comentarios:

  1. Pues es complicado. Les dejo explorar, que se caigan y se levanten, pero cuando veo cómo está el mundo, me encantaría ser su escudo y parar todas las emociones que pudieran dañarles, aunque se que tengo que dejarles crecer y estar ahí cuando me necesiten.
    Buen tema para reflexionar. Gracias por compartirlo.
    Besos.

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  2. Sobre lo que comentas de los cortes, el agua oxigenada en realidad dificulta la cicatrización , ya que lo que hace es destruir toda la materia orgánica que entra en contacto con ella: sean posibles patógenos que han infectado la herida como también las propias células epiteliales. Es mucho mejor el agua y jabón simplemente, y como mucho también povidona yodada.

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  3. Hola a todas, es la primera vez que comento aunque sigo tu blog desde hace mucho :)
    El tema es interesante, personalmente pienso que la sobreprotección enseña a los niños a ser demasiado dependientes, las consecuencias no se ven mucho en un bebé o un niño de 1 o 2 años, pero cuando crecen, sobre los 5-6 años, se puede ver claramente como un niño es incapaz, no sólo de hacerse la cosas solo, sino incluso de "pensar en hacerla solo".
    Respeto a los cortes estoy de acuerdo con Koshka, lo mejor es agua y jabón, así me enseñaron a un curso de primeros auxilios a niños y bebés.
    Gracias por tus post, son siempre llenos de consejos positivos y de temas para reflexionar.
    Besos
    Lily

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  4. Es difícil, desde luego. Lo ideal sería dejarles explorar y experimentar sin histerias, y tener cerca el Arnidol, claro ;-P
    Pero es ley de vida que una madre esté todo el día pendiente del peque......

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  5. Hola!
    Pues a mis dos hijas les he dajado bastante libertad para explorar y aprender...y caerse algunas veces.
    Curiosamente, como les he dado espacio y libertad para moverse, se caen mucho menos que otros niños :)
    Una de mis frases más repetidas en el parque con i hija mayor era "tranquila que no se cae jeje" cuando otra mamá asustada intentaba coger o ayudar a mi hija a escalar, a subir al tobogán, etc. y lo cierto es que ¡no se caía nunca!!
    Un beso!

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