¿Cuántas veces hemos reaccionado de manera automática buscando detener un comportamiento indeseado de nuestros hijos en lugar de comprender de dónde viene? ¿Cuántas veces hemos reprimido esas acciones sin indagar? ¿Les ha pasado alguna vez repetir "pero ya debería saber que eso no se hace"?

Pues a mí sí, y debo confesar que cada vez que lo concientizo, desde hace ya bastante tiempo, procuro evitar o al menos controlar o detener la reacción automática y preguntarme a mí misma el por qué de ese comportamiento. No habría sabido ponerlo en palabras más precisas y apasionadas que las de Naomi Aldort, autora del libro Aprender a educar sin gritos amenazas ni castigos para padres de bebes y adolescentes, así que he transcrito y traducido para ustedes uno de sus videos sobre el tema.

El niño tiene razón

Cuando a mí me dicen "mi niño no se está comportando bien, está haciendo cosas que no debería", "está tirando la comida al suelo o está golpeando a su hermana", o "no me hace caso", les voy a pedir que hagan algo que requiere mucha, mucha valentía. Les voy a pedir que miren lo que estén diciendo acerca de este niño, sea lo que sea que no esté bien y yo les voy a decir que lo que está haciendo el niño es lo correcto.

Eso no quiere decir que los dejemos golpeándose, pero tiene razón. ¿Por qué quiero que se posicionen pensando que el niño tiene la razón? No es porque queramos que continúen haciendo lo que están haciendo si están haciendo… ¡y no hablo de su seguridad! No hablo de hacer algo peligroso, no es que esté bien que corran hacia la calle [sin mirar]. Estamos hablando de comportamientos cotidianos, el tipo de cosas que nos ofenden y vamos diciendo:

- "Uff, no debería estar haciendo eso", 
- "ya debería saber que eso no se hace",
- "debería estar haciéndome caso",
- "no debería estar molestando a su hermano",
- "debería dormir cuando yo quiera que se duerma",
- "debería comer con el tenedor y no con las manos",
- "no debería hablar de esto",
- "no debería decir aquello", 
-"no debería despreciar a sus amigos".
Quiero que miren todas esas frases y que se imaginen que están diciendo justamente lo contrario: ¡sí debería! porque esa es la realidad. Volvamos ahora al "debería", ¿por qué nos ayuda el "debería" a ayudar a los niños? Porque el siguiente paso que debemos tomar es comprender por qué debería.

Si mi hijo "debería no escucharme" porque en realidad no me está escuchando, finalmente mi mente podrá razonar: "uff, ¿por qué no me está haciendo caso?". Los niños son muy cándidos, simples, directos e inteligentes y todo lo que hacen tiene detrás una buena razón. Y lo hacen justamente de forma correcta, y nos están diciendo con su comportamiento o su acción o sus palabras qué es lo que está pasando.

Y si digo, "pues no, no debería estar haciendo eso", es como si dijéramos - todos ustedes son padres que crían con apego - ¿dirían acerca de su bebé que no debería estar llorando y lo dejarían solo en la cuna a seguir llorando?, ¿pensarían "bueno, pues no debería estar llorando"? No lo harían, ¿cierto? Dirían: "bueno, pues está llorando por alguna razón, ¿cómo puedo ayudarlo?"

Entonces, cuando tratamos con niños mayorcitos, es necesario comprender que necesita golpear a su hermano, lo cual no significa que yo le permita golpearlo, pero ahora comprendo que yo necesito ir a investigar ¿por qué razón ha necesitado golpear a su hermano? ¿por qué necesita hacer un desorden? ¿por qué razón necesita hacer X, Y, o Z?

¡En el momento en el que comprendemos la razón, podemos eliminar la necesidad [de comportarse de manera indeseada]! No podemos eliminar una necesidad al decirle a un niño "no lo hagas", lo seguirán haciendo porque no lo pueden evitar. Al menos en la misma medida en la que nosotros mismos tampoco podemos evitar nuestros propios comportamientos. Sólo podemos decir o hacer lo que decimos o hacemos, ¿cierto? Damos lo mejor de nosotros en todo momento, ¿cierto? Y a veces no es exactamente lo que hubiéramos querido hacer, ¿es correcto? ¿nos describe a todos? Pues esa descripción también le encaja a nuestros hijos, hacen realmente lo mejor que pueden, se esfuerzan tanto, y lo hacen todo el tiempo, incluso cuando golpean a su hermanita o nos halan el pelo. Se esfuerzan tantísimo y si nosotros en lugar de tratar de impedirles expresarse, nos cuestionamos y tratamos de indagar por qué necesita comportarse así, tendremos ahora una oportunidad de comprender sus razones.

Una vez que conozcamos la razón, ¡podremos hacer algo al respecto!




¿Y ustedes? ¿Intentan frenar un comportamiento de sus hijos que no les parece adecuado o buscan comprender por qué lo hace y subsanar esa necesidad?


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Louma Sader Bujana

Es autora de múltiples bestsellers, entre ellos Reflexiones sobre Crianza Respetuosa, y Happy Agenda, así como creadora de diversos cursos pioneros que devuelven el bienestar y la fluidez a la relación madre-hijo. Es, además de Licenciada en Odontología, con un enfoque en la educación y prevención, la fundadora de Amor Maternal, y de la Academia de la Crianza Respetuosa. Se ha especializado en marketing y emprendimiento online, ofreciendo consultoría para profesionales y pequeñas empresas.


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2 comentarios:

  1. debo confesar que si me pega en publico me da verguenza y trato de frenarla mas que si me pega en la intimidad de mi casa. a veces las miradas me ponen nerviosa... pero voy a tener esto mas en cuenta. gracias lou!!! como siempre una joyita!

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  2. Hay algo de todo esto que no termino de entender. Y tampoco veo que hacer con ello (lo que sea que esté haciendo que no debería).

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